Arabella STEINBACHER, violín

Gregory AHSS, violín y dirección

Firmian LERMER, viola y dirección

CAMERATA SALZBURG

En este concierto, la violinista Arabella STEINBACHER sustituye, interpretando el mismo programa, a Janine JANSEN, que se ha visto obligada a suspender su gira por razones de salud.

Adagio en fa major del quintet de corda, WAB 112
A. Bruckner (1824 – 1896)

Concert per a violí núm. 4 en re major, K. 218 (1775)
W. A. Mozart (1756 – 1791)

I. Allegro

II. Andante cantabile

III. Rondeau (Andante grazioso – Allegro ma non troppo)

Serenata núm. 2  en la major, op. 16
J. Brahms (1833 – 1897)

I. Allegro moderato 
II. Vivace – Trio
III. Adagio non troppo 
IV. Quasi menuetto – Trio 
V. Rondo. Allegro 

Gregory Ahss, violí i director*

Firmian Lermer, viola i director*

Gregory Ahss*,György Acs, Izso Bajusz, Stephanie Baubin, Dalina Ugarte, Anna Maria Malm, Kio Seiler; violins I

Michaela Girardi, Yukiko Tezuka, Annelie Gahl, Werner Neugebauer, Anna Lindenbaum, Risa Schuchter; violins II

Firmian Lermer*, Claudia Hofert, Jutas Javorka, Ulrike Landsmann, Arabella Bozic; violes

Angela Park, Jeremy Findlay, Shane Woodborne, Valerie Fritz; violoncels

Josef Radauer, Notburga Pichler, Christian Junger; contrabaixos

Wally Hase, Eva Schinnerl, Eva Fandl; flautes

Matthias Bäcker, Laura Urbina; oboès

Wolfgang Klinser, Philip Watson; clarinets

Marco Lugaresi, Sergio Giordano; fagots

Johannes Hinterholzer, Michael Reifer; trompes

NOTAS AL PROGRAMA

Mercè Pons (compositora y directora del Gabinete de Comprensión Musical GACOMUS)
Anton BRUCKNER (1824 – 1896)
Adagio en fa mayor del quinteto de cuerda WAB 112

El Quinteto de cuerda en fa mayor, compuesto entre 1878 y 1879, es la única contribución de Bruckner a la música de cámara, exceptuando un “trabajo de alumno” con palabras del compositor, escrito en 1862, un cuarteto de cuerda que no se descubrió hasta después de la Segunda Guerra Mundial y que se publicó en 1955.

El quinteto de cuerda fue un encargo de Joseph Hellmesberger, que entonces era el director del Conservatorio de Viena y líder de un excelente cuarteto. De hecho, el encargo era para la composición de un cuarteto, pero Bruckner añadió a la formación de cuarteto (dos violines, viola y violonchelo) una segunda viola, para enfatizar y mejorar particularmente el rango medio del espectro de cuerdas, que convirtió así en quinteto.

Esta obra, de gran audacia contrapuntística, presenta cuatro movimientos, de los que hoy se interpretará el tercero, Adagio, donde escucharemos la pura belleza y fuerza expresiva que desprenden sus dos temas. El tema principal, ampliamente fraseado por el primer violín, está armonizado con contracantos generosos. El segundo tema, sobre un dulce acompañamiento de las cuerdas agudas, es presentado por la primera viola. El conjunto gana en intensidad hasta llegar a una culminación de poderosa carga emocional, para terminar de forma muy suave y delicada.

Wolfgang Amadeus MOZART (1756 – 1791)
Concierto para violín nº 4 en re mayor, K. 218

Mozart, que fue un gran pianista, también tuvo una sólida formación violinística que le proporcionó su padre, Leopold (autor del Tratado sobre los fundamentos de la interpretación del violín, publicado en 1756, el año del nacimiento de su hijo). Así, no resulta extraño que Wolfgang se sintiera atraído, como compositor, por la magia del violín, y por eso en menos de un año (en 1775, en Salzburgo, a los 19 años) compuso cinco conciertos para violín y orquesta.

El Concierto para violín y orquesta núm. 4 es uno de los conciertos de más virtuosismo de la serie, donde la orquesta tiene un papel secundario en beneficio del solista.

Como era costumbre, este concierto está estructurado en tres movimientos.

Mozart comienza el primer movimiento, Allegro, de una manera parecida a la de varios conciertos suyos de piano que vendrían después: con un tema de fanfarria trompetera con la orquesta completa y al unísono (pero sin trompetas). A este tema responde una pequeña melodía casi caprichosa en las cuerdas. La cadencia del violín solista aparecerá al final de este movimiento, seguida del tutti orquestal para terminar de forma conclusiva.

El segundo movimiento, Andante, comienza, como el primero, con una introducción de la orquesta seguida de un canto tranquilo y sereno del solista, al que responderán, en forma de eco, los oboes, y más adelante, el solista reiterará la misma melodía alternando los registros agudos y graves del instrumento. Este movimiento también finaliza con una cadencia del violín, y esta vez la aparición de la orquesta proporcionará un final suave y serenado.

En el último movimiento, un Rondó, la alternancia de los tempi Andante grazioso y Allegro non troppo le proporcionan una estructura flexible y algo fantasiosa. Después de la repetición del Andante y el Alegre, aparecerá un tema secundario que introducirá un pedal de tónica a los oboes y al solista, proporcionando un cambio, tanto de ritmo como de estilo. La repetición de las dos primeras secciones pondrá fin al Rondó y a este concierto, lleno de la belleza y genialidad características de Mozart.

Johannes BRAHMS (1833 – 1897)
Serenata núm. 2 en la mayor, op. 16

Las dos serenatas (op. 11 y op. 16) compuestas entre 1857 y 1860, fueron las primeras composiciones orquestales publicadas por Brahms. Su creación ocurrió durante su estancia como maestro de capilla de la corte de Lippe-Detmold (1857-1860), lugar que disponía de una rica biblioteca en la que pudo estudiar los procedimientos de escritura para trompa y para grupos de viento.

Podría ser ésta la razón de la elección de la instrumentación en ralción a la Serenata núm. 2: en la partitura, Brahms opta por una sección completa del viento-madera, además de dos trompas, y rechaza tanto las trompetas y los timbales como los violines. Unos siete años después de la composición de esta serenata, Brahms volvería a excluir a los violines. Esto ocurriría en el primer movimiento de Un réquiem alemán.

Los instrumentos elegidos para la serenata le proporcionaron un conjunto de sonidos muy particular con el que trabajar. Lo que se pierde con el brillo de las cuerdas agudas, se gana con la calidez de las cuerdas graves, con la viola como la voz más aguda. El cambio en sonoridad de las cuerdas queda compensado con las robustas cualidades de la sección de vientos escogida.

Brahms estructura la obra en cinco movimientos. En el primero, Allegro moderato, comienzan los vientos dibujando el tema principal. A medida que la música avanza, Brahms irá desarrollando el tema, en ocasiones con fragmentos que darán lugar a otros motivos más enérgicos.

Luego sigue el primero de los dos scherzos, Vivace, donde el compositor insinúa la música de los inmigrantes húngaros que escuchó en su juventud.

El Adagio non troppo, que ocupa el puesto central, era el movimiento favorito de Clara Schumann, y se dice que lo tocaba una y otra vez al piano. Aquí Brahms utiliza el recurso unificador que conjunta estas partes de la serenata, porque transforma el tema del primer movimiento en su motivo fundamental, dotándolo de una gran belleza dramática que contrasta con los movimientos anteriores y los siguientes.

En el cuarto movimiento, Quasi menuetto, Brahms prescindirá de las trompas y creará un segundo scherzo muy animado y elegante a la vez.

En el último movimiento, un Rondó con tempo Allegro, encontramos un ambiente de caza en el tema principal que combinará con una gran variedad de cambios anímicos, y temas secundarios contrastantes, para terminar la obra de forma brillante, cosa que Brahms consigue con su maestría y con el aumento del flautín en la instrumentación.

La Serenata núm. 2 está dedicada a Clara Schumann, y mientras la escribía, Brahms le envió manuscritos de la obra para pedirle una opinión sincera. Sus respuestas fueron breves: la música le encantaba en casi todos los sentidos, y los momentos que le gustaban menos sólo necesitarían pequeños cambios.

El resultado final es una obra sumamente hermosa para pequeña orquesta, con una orquestación inusual acorde con la herencia de las mejores serenatas de Mozart.

CAMERATA SALZBURG

La Camerata Salzburg es una de las orquestas de cámara más importantes del mundo. La orquesta recibe invitaciones para acudir a los espacios más prestigiosos, desde Nueva York hasta Pequín, además de realizar conciertos en su ciudad natal, Salzburgo.
Desde 1956, la Camerata es uno de los conjuntos principales del Festival de Salzburgo y la Semana Mozart. La suscripción por temporada de la formación en el Gran Salón de la Fundación Internacional Mozarteum es un pilar de la vida musical de Salzburgo.

En el núcleo del repertorio, además de las obras de Joseph Haydn, Ludwig van Beethoven y Franz Schubert, se encuentra, por supuesto, la obra del genius loci Wolfgang Amadeus Mozart. A lo largo de los años, lo que ha convertido a la Camerata en embajadora internacional y figura musical de la ciudad de Salzburgo es, principalmente, el típico “sonido del Salzburgo de Mozart”.
Algunas de las apariciones más destacadas de los últimos años incluyen el Festival de Pâques de Aix-en-Provence, el BBC Proms de Londres, el Festival Enescu de Bucarest, el Festival de Música de Pequín y el Carnegie Hall de Nueva York. La orquesta colabora activamente con el Wiener Konzerthaus y aparece regularmente en el Tonhalle Zurich, en el Alte Oper de Frankfurt, en el Kultur- und Kongresszentrum Luzern, en el Prinzregententheater de Múnich, y con la Filarmónica de Colonia y la Filarmónica de París.

Personalidades como Géza Anda, Sándor Végh y Sir Roger Norrington han perfilado el sonido de la Camerata. Músicos como Heinz Holliger, Alfred Brendel, Philippe Herreweghe, Franz Welser-Möst, Pinchas Zukerman, Anne-Sophie Mutter, Teodor Currentzis, Matthias Goerne, Fazıl Say, Renaud Capuçon, Yuja Wang, Janine Jansen y Hélène Grimaud han sido colaboradores destacados de la orquesta en los últimos años.

Cuando Bernhard Paumgartner fundó la orquesta en 1952, el credo artístico de cada miembro individual estaba claro: hacer música bajo su propia responsabilidad dentro de la comunidad de la Camerata. Una máxima que la orquesta y sus integrantes siguen hoy en día. Bernhard Paumgartner y Sándor Végh, mentores durante mucho tiempo, dieron forma al “sonido Camerata”, mundialmente famoso. Después de la muerte de Végh, Sir Roger Norrington, como director principal, influyó en la orquesta de forma duradera. Hoy Sir Roger es el director laureado de la formación. Sus sucesores como directores artísticos fueron Leonidas Kavakos y el maestro francés Louis Langrée. Desde 2016, los músicos de la Camerata se han hecho cargo ellos mismos de la dirección artística.

Dirigidos por sus concertistas Gregory Ahss y Giovanni Guzzo como primus inter pares, los músicos trabajan juntos en la interpretación del sonido y sus sutilezas, además de en la música tras las notas. De esta forma, incluso en su séptima década de existencia, la Camerata conserva un “placer de tocar que es contagioso” (Neue Zürcher Zeitung). Esta formación ofrece conciertos regularmente con sus artistas colaboradores Renaud Capuçon, François Leleux y Fazıl Say, además de con directores invitados como Andrew Manze, Sir John Eliot Gardiner, Manfred Honeck e Ingo Metzmacher.
La orquesta ha grabado más de sesenta producciones para sellos de renombre como Deutsche Grammophon (lo más reciente The Messenger, junto a Hélène Grimaud), DECCA, Sony o Warner Classics, muchas de las cuales han ganado importantes premios, que demuestran la excelencia y dedicación a la música de los músicos de la Camerata.

ARABELLA STEINBACHER , violín

Reconocida en todo el mundo como una de las principales solistas contemporáneas, Arabella Steinbacher es conocida por un repertorio extraordinariamente variado, que comprende pináculos de las eras clásica y romántica, junto con obras de conciertos modernistas de Bartók, Berg, Britten, Glazunov, Gubaidulina, Hartmann, Hindemith, Khachaturian, Milhaud, Prokofiev, Schnittke, Shostakovich y Szymanowski.

Empezó la temporada 2020/2021 con una actuación de la Tonkünstler-Orchester en el Grafenegg Festival. Sus reapariciones con la Orquesta Sinfónica NHK, la Sinfónica de Viena, la Orquesta Nacional de Bélgica, la Orquesta Filarmónica de Estrasburgo y la Filarmónica de Dresde son puntos culminantes de esa temporada. Además, emprendió una gira por Alemania con la Orquesta Aurora. También en Alemania, actuó con la Gürzenich-Orchester Köln y la Kammerorchester des Bayerischen Rundfunk Symphonieorchesters. Con esta última, interpreta el repertorio de su aclamado último álbum, publicado en junio de 2020, que presenta Las Cuatro Estaciones, tanto de Vivaldi como de Piazzolla. También ofreció recitales en París, Hamburgo y Schloss Elmau, así como por España y Japón.

Otras orquestas con las que Arabella Steinbacher colabora regularmente son la Filarmónica de Nueva York, la Orquesta Sinfónica de Boston, la Orquesta Sinfónica de Chicago, la Gewandhausorchester de Leipzig, la NDR Elbphilharmonie Orchester y la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks. Sus actuaciones con las Orquestas Sinfónica y Filarmónica de Londres, así como con la Orquesta Nacional de Francia, la ORF Radio-Symphonieorchester Wien y la Orquesta Filarmónica de Seúl han obtenido grandes éxitos.

Trabaja con directores como Herbert Blomstedt, Christoph von Dohnányi, Christoph Eschenbach, Lawrence Foster, Valery Gergiev, Jakub Hrůša, Marek Janowski, Vladimir Jurowski, Fabio Luisi, Zubin Mehta, Andris Nelsons, Yannick Nézet-Séguin y Kirill Petrenko.

La discografía de Arabella Steinbacher, que consta de diecinueve grabaciones, acredita notablemente su diverso repertorio. Steinbacher graba en exclusiva para Pentatone. Su disco más reciente incluye Las Cuatro Estaciones, tanto de Astor Piazzolla como de Antonio Vivaldi. En él interpreta y dirige la Orquesta de Cámara de Múnich. Publicado en verano de 2020, recibió unas críticas formidables y el análisis 5-Star que The Guardian le dedicó acababa con un llano “vaya intérprete”. Su grabación de los Conciertos para violín de Britten & Hindemith, con Vladimir Jurowski y la Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin, recibió grandes elogios de la crítica. La Gramophone Magazine comentó que “su colaboración con Jurowski es un regalo del cielo”.

Nacida en una familia de músicos, Steinbacher toca el violín desde los tres años y estudió con Ana Chumachenco en la Universidad de Música y Teatro de Múnich a partir de los ocho. Una de sus guías y fuentes de inspiración musical es el violinista israelí Ivry Gitlis.

Steinbacher toca actualmente el Stradivarius “Booth” de 1716, cedido generosamente por la Nippon Music Foundation.

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