BELCEA QUARTET

Quartet de corda en mi bemoll major núm. 10 (D  87), op. 125 núm. 1

F. Schubert (1797 – 1828)

      I. Allegro moderato

      II. Scherzo: prestissimo – Trio

      III. Adagio

      IV. Allegro

 

Quartet de corda núm. 10 en mi bemoll major, op. 51, «Quartet eslau»

A. Dvorak (1841 – 1904)

      I. Allegro ma non troppo

      II. Dumka (elegia). Andante con moto – Vivace

      III. Romança. Andante con moto

      IV. Final – Allegro assai

 

(Pausa)

Quartet de corda en sol menor, op.10, CD 91, L. 85 

Debussy (1862-1918)

       I. Animé et très décidé

       II. Assez vif et bien rythmé 

       III. Andantino, doucement expressif

       IV. Très modéré


NOTAS AL PROGRAMA

El género más puro
Cuartetos de cuerda de Schubert, Dvořák y Debussy
Antoni Pizà, Profesor de Musicología en The City University of New York

Si bien puede sonar a tópico, no cabe duda de que el cuarteto de cuerda, formado por dos violines, una viola (instrumento similar, pero algo más grande y afinado de forma distinta) y, finalmente, como bajo-barítono, un violonchelo, suele considerarse el género musical más excelso, puro y modélico. ¿Por qué? Se puede especular todo lo que se quiera, pero muchos compositores se encuentran cómodos en las restricciones de este grupo instrumental. Es como si, precisamente para restringir las opciones compositivas, el creador debiera dar lo mejor de sí. Las restricciones son obvias: apenas cuatro instrumentos (tres realmente, porque uno, el violín, está repetido) y no toda una orquesta y su variedad instrumental. El cuarteto, por tanto, hace una virtud de su “pobreza” tímbrica, limitada a las cuerdas y nada más. El compositor, ante esta traba, ve que su reto es inmenso: cocinar una gran comida con muy pocos ingredientes, las cuerdas. Sin embargo, Schubert, Dvořák y Beethoven ―los compositores que escucharemos esta noche― salen muy bien de este reto y, por tanto, sus composiciones incluidas en este programa han acabado siendo referentes del repertorio musical.

Franz Schubert (1797–1828) escribió su Cuarteto de cuerda en mi bemol mayor, núm. 10 (D 87), op. 125 núm. 1, cuando todavía era un adolescente. A veces, suele referirse a esta obra como el cuarteto «Haushaltung» o «de casa» porque al parecer se interpretó por primera vez en 1813 en casa del compositor con miembros de su propia familia. Se trata, por lo tanto, de una obra relativamente sencilla, pensada, si se quiere, para amateurs y no grandes virtuosos, que además está concebida para ser interpretada en una sala pequeña y dentro de un ambiente informal, relajado, entre amigos.

La siguiente obra del programa, el Cuarteto de cuerda núm. 10 en mi bemol mayor, op. 51, «Cuarteto eslavo» de Antonin Dvořák (1841–1904), también se estrenó en una casa particular en 1879, en este caso la residencia en Berlín del gran violinista Joseph Joachim (amigo y protector, por cierto, del compositor de Pollença Miquel Caplloch). A Dvořák se le suele relacionar con los movimientos musicales nacionalistas, es decir, la tendencia artística a incluir en los géneros musicales “clásicos” (como la sonata, la sinfonía, etc.) elementos propios de cada país (canciones y danzas autóctonas). A Dvořák, de hecho, se le suele considerar como uno de los creadores del nacionalismo musical checo, pero en este cuarteto y en otras muchas obras, el compositor extiende las fronteras a todo el mundo “eslavo”. El segundo movimiento de la obra, por ejemplo, incluye una dumka, o sea una melodía de origen ucraniano caracterizada por la alternancia de ideas musicales contrastadas. El movimiento final, además, incluye una skocna, un ritmo popular checo.

Por último, para terminar el programa, el Cuarteto de cuerda en sol menor, op. 10, CD 91, L. 85 de Claude Debussy (1862-1918), compuesto en 1893 cuando el compositor tenía 31 años, presenta un tipo de música completamente nuevo que desafía todas las leyes de la armonía y la forma tradicional y se abre a los paisajes sonoros de la música del siglo XX. La obra combina la influencia de César Franck como es la forma cíclica (un motivo musical se repite durante toda la obra) y los sonidos exóticos del gamelán javanés. En consecuencia, elementos como el color y la textura cobran mayor importancia que las notas en sí. Lo que era sólido y permanente se sustituye por lo efímero, por el humo, como si dijéramos, evocando el universo de la poesía simbolista de Mallarmé y las pinturas de Monet. La música va a su aire, y en su deriva pasa por paisajes oníricos, y queda libre de la atracción gravitatoria de la escala diatónica, la armonía funcional y el sistema tonal que se enseña en los conservatorios.

El motivo musical brusco del inicio del primer movimiento sirve como eje estructural de todo el cuarteto y se oirá posteriormente en numerosas iteraciones. Oiremos pizzicatos abundantes en el segundo movimiento y en el cuarto ese mismo motivo se transforma en fuga. Por todo ello, esta composición ya es la obra de un maestro que a los 31 años ya sabía que su impresionismo había transformado la historia de la música a través del género más puro: el cuarteto de cuerda.

CUARTETO BELCEA Corina Belcea (violín), Axel Schacher (violín), Krzystztof Chorzelski (viola) Antoine Lederlin (violonchelo)

Como escribió el periódico The Times de Londres en la primavera de 2019, estos músicos no están confinados por convencionalismos. Los dos miembros fundadores, la violinista Corina Belcea y el viola polaco Krzystztof Chorzelski aportaron una procedencia artística muy diferente al grupo en 1994, el cual creció con la incorporación de los músicos franceses, el violín Axel Schacher y el violonchelo Antonie Lederlin.

Esta misma esencia se refleja fielmente en su repertorio, ya han grabado todos los cuartetos para cuerda de Bartók, Beethoven, Brahms (Diapason d’or, 2026) y Britten y presentan constantemente obras nuevas de compositores contemporáneos como Joseph Phibbs (2018), Krzysztof Penderecki (2016), Thomas Larcher (2015) y Mark-Anthony Turnage (2014 y 2010). Esta temporada se presenta otra obra: el compositor francés Guillaume Connesson ha dedicado su nuevo Cuarteto de cuerda al Cuarteto Belcea, cuyo estreno mundial tendrá lugar en Vevey, con estrenos posteriores en Philharmonie de Colonia, la Konzerthaus de Viena, Wigmore Hall de Londres, la Academia de Sibelius en Helsinki y el Dunkers Kulturhus de Helsingborg. Estas obras por encargo están creadas en asociación con la propia fundación del Cuarteto, cuyo objetivo es ampliar el repertorio del cuarteto de cuerda y asimismo apoyar a jóvenes cuartetos a través de la pedagogía en sesiones intensivas conjuntas. De esa forma creen posible transmitir a las próximas generaciones su fructífera experiencia como alumnos de los cuartetos Amadeus y Alban Berg.

Adicionalmente a las grabaciones de las obras completas, el Cuarteto puede hacer gala de una discografía con grabaciones (entre otras) de Berg, Dutilleux, Mozart, Schoenberg y Schubert. Las más recientes incluyen el Álbum Shostakovich, con el Tercer Cuarteto de cuerda y el Cuarteto para piano con Piotr Anderszewski (2018) y los cuartetos de Janáček y el «Metamorphoses nocturnes» de Ligeti (2019). En la primavera de 2022, han grabado ambos Sextetos para cuerda de Brahms con Tabea Zimmermann y Jean-Guihen Queyras.

Sus interpretaciones de la Integral de los Cuartetos para cuerda de Beethoven en 2012 en el Konzerthaus de Viena fueron sacados a la venta en formato DVD por EuroArts en 2014, seguido por el lanzamiento en DVD de su grabación de los tres Cuartetos de cuerda de Britten en 2015.

Desde 2017 hasta 2020, el Cuarteto Belcea fue “Agrupación Residente” de la Pierre Boulez Saal en Berlín, donde regresa con mucha asiduidad. Desde 2010 el Cuarteto forma parte de un ciclo de cuartetos de cuerda en la Konzerthaus de Viena y desde esta temporada su cuarteto asociado es el Quatuor Ébène.

Esta temporada el cuarteto actuará en la Bienal de Cuartetos de Cuerda de Barcelona, el Wigmore Hall, el Festival Pohang en Corea del Sur, Flagey en Bruselas, Tonhalle, Zúrich, así como en el Konzerthaus de Estocolmo, por citar algunos.

 

Instrumentos

Corina Belcea – Violín de Giovanni Battista Guadignini (1755), cedido amablemente por MERITO String Instruments Trust, Viena

Axel Schacher – Violín de Nicolas Lupont (1824)

Krzysztof Chorzelski – Viola de Nicola Amati (ca.1670)

Antoine Lederlin – Violonchelo de Matteo Gofriller (1722), cedido amablemente por MERITO String Instruments Trust, Viena.

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