ESCOLANIA DE LLUC i Andreu RIERA, piano

Concert solidari

Venta de entradas solo de forma presencial en la oficina del Festival.

Pago solo en efectivo.

Escolania de Lluc i Andreu Riera
Quartet de corda de l’Escolania de Lluc
Rafel Riera, orgue
Ricard Terradas, direcció

· Magnificat, MH 548   M. Haydn (1737 – 1806)

· Drei Motetten, op. 39   F. Mendelssohn (1809 – 1847)

  1. Veni Domine!
  2. Laudate Pueri
  3. Surrexit Pastor

· Moments Musicaux D780, op. 94 núm. 2   F. Schubert (1797 – 1828)

· Ave Maria, op. 12   J. Brahms (1833 – 1897)

· Rapsòdia op. 79 núm. 2   J. Brahms

· Tantum Ergo, H 142   H. Berlioz (1803 – 1869)

· Salve Regina   J. G. Rheinberger (1839 – 1901)

· Nostàlgia op. 17, núm. 1 Capllonch  (1861 – 1935)

· Nigra Sum   P. Casals (1876 – 1973)

· Polonesa-Fantasia 61   F.  Chopin (1810 – 1849)

· Motet   G. Rheinberger (1839 – 1901)

ESCOLANIA DE LLUC

La Escolanía de Lluc es un grupo de niños y niñas que estudian y residen en el santuario de Lluc, dedicados al culto litúrgico y musical de la Virgen. La denominación “blauets” proviene del color de su sotana; ya a finales del s. XVI la usaban de este color característico y este nombre se popularizó a partir del s. XVII. Reciben su formación académica y vocal en una escuela de música integrada donde pueden realizar los estudios de educación primaria, secundaria y el grado elemental de música, además de los cuatro primeros cursos del grado profesional.

Ya en 1285 se halla documentado que un niño sube a San Pedro de Escorca con una beca para estudiar. El año 1531, el papa Clemente VII confirma unos estatutos para la Escolanía en los que se estructura la organización, la estabilidad y la consolidación definitiva de este grupo coral. Así, la Escolanía de Lluc ha cantado a la Virgen diariamente y sin interrupción desde sus inicios en nombre del pueblo de Mallorca. Por eso se convierte en la escolanía más antigua de Europa en continuidad.

A lo largo del tiempo se ha adaptado a todo tipo de cambios y, con la tecnología, se ha proyectado en el mundo a pesar de ser una coral históricamente arraigada a su tierra.

En la última década ha hecho giras de conciertos por diferentes países: Portugal, Francia, Dinamarca, Lituania, Alemania, Bélgica, etc. Son varios los sitios emblemáticos donde ha cantado: el campo de concentración de Dachau, la catedral de Santiago, la catedral de Copenhague, Notre-Dame de París y Reims, catedral de Nancy, catedral de Granada, basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, ​​el Palau de la Música de Valencia, la catedral de Mallorca, etc. y, evidentemente, en la mayoría de pueblos de las Islas Baleares.

En 2011 recibió la Medalla de Honor del Conservatorio Superior de Música de las Islas Baleares por ser un referente musical e histórico, además de un valioso patrimonio de la cultura en Mallorca. En el año 2014 el Gobierno de las Islas Baleares le otorgó, por unanimidad de la comisión, el premio Ramon Llull por su aportación cultural a las Islas Baleares.

Andreu RIERA, piano

Es uno de los pianistas españoles más significativos de su generación. Comenzó sus estudios musicales en la Escolanía de Lluc cantando como “blauet” bajo la dirección del padre Jaume Palou. Completa su formación en Palma, Madrid, Viena y Londres. Destaca su versatilidad dado que combina recitales de piano o solista con orquesta y pianista concertante de orquesta, con conciertos de música de cámara, recitales con cantantes, pianista de corales, recitales de piano y poesía, y espectáculos de música con teatro y / o danza. Ha resultado ganador de importantes premios como el Infanta Cristina (Madrid), el Internacional Jacinto Guerrero (Madrid), el Internacional Frederic Mompou (Barcelona) o el premio Bärenreiter del Internacional Mozart (Salzburgo), etc.

Ha actuado en importantes salas de concierto como el Palau de la Música de Barcelona, ​​Auditorio Nacional de Madrid, Palacio de Festivales de Santander, St. James Picadilly y South Bank de Londres, Bridgewater Hall de Manchester, Bath Festival Hall, Instituto Cervantes de Londres, de Viena y de París, Teatro Sistina de Roma, Teatro Manzoni Milano, el Lincoln Center de Nueva York, Teatro Nacional de San José de Costa Rica, John Hopkins University Symphony Hall de Baltimore, etc.

Destacan sus últimas actuaciones en el Elesbash Hall of the University of the City of New York, con el estreno de la obra para piano solo Mentum del compositor Parera Fons, y el Ciclo integral de las polonesas de F. Chopin en el Palacio de Festivales de Santander durante el año Chopin 2010. Ha actuado en el Festival Internacional Pro Bono Musicae de Bielsko-Biala (Polonia), el Festival de Música Coral de Nancy (Francia), así como la Mendelssohn-Remise Saal de Berlín. Ha actuado en Baltimore (USA) con la John Hopkins Symphony Orchestra y en el Teatro Nacional de San José de Costa Rica tocando el Segundo Concierto para piano de F. Chopin con la orquesta de la UCR de Costa Rica. Allí, en Costa Rica, durante los últimos tres años ha impartido clases magistrales para alumnos de piano de la universidad de San José. El año 2017 actuó en Graz y en el Auditorio CentroCentro de Madrid. También interpretó el Concierto de la Malvarrosa de Antón García Abril con la Sinfónica de las Islas Baleares bajo la batuta del director Pablo Mielgo. En el año 2018 actuó en festivales importantes de Austria (St. Paul Kultursommer) y Holanda (Vlieland), así como en el Festival de la Ría “Enrique Correra”, Asturias.

Ha realizado conciertos con importantes solistas como José Luis García Asensio, Vartan Manoogian, Agustín León Ara, Kim Scholes, Amparo Lacruz, Jessie Levine, Ara Malikian, Gerard Claret, Claudi Arimany, José Francisco Palou, Enrique Sánchez, José Luis Estellés, Joan Enric Luna, Andrew Marriner, Thomas Indermühle, Isabel Rey, Felicitas Fuchs, Manuel Cid, Lucero Tena, Maria del Mar Bonet, etc., y con directores de orquesta como Edmon Colomer, Josep Vicent, Philippe Bender, André Bernard, Misha Rachlevski, Enrique García Asensio, Josep Pons, Lukas Foss, etc.

De entre sus grabaciones destacan: Piano Promenade, Música i Mots, Syrinx, Elements e Impressions con música de Josep Prohens, Kaiassa, 12 Pincellades, Winter in Flames, Röntgen & Brahms, Voramar y Cinema per a tres, con música de Rafael Aguiló y producido por Joan Bibiloni, Música insensata para piano de Enrique Granados y Antoni Noguera, producido por Cas Músic, su CD Ficción, con música de Josep Prohens, presentado en concierto en el Martin Segal Theatre de Nueva York el 12 de noviembre de 2019 y ganador de la segunda edición de los Premis Enderrock de la Música Balear al mejor disco de música clásica del 2019. Su último trabajo discográfico, titulado Salón Beethoven, está dedicado al año Beethoven 2020.

Es profesor titular del Conservatorio Superior de las Islas Baleares y miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Sebastián de Palma.

Entre sus distinciones destacan la A d’Or de la Asociación Cultural s’Agrícola de Manacor, el Premio Popular de la Cadena Cope 2015, el Premio Blauet d’Or 2017 y el Premio Humanidades 2019 del Rotary Club Mallorca.

NOTAS AL PROGRAMA

Bàrbara Duran (Bordoy)

Musicóloga y escritora

 

EL PUNTO DE ENCUENTRO DE MUCHOS CAMINOS

Miquel Capllonch es uno de los compositores mallorquines más conocidos, en parte porque los primeros estudios sobre autores de la isla se ocuparon ya de su obra. El pianista Joan Moll fue uno de los primeros en registrar piezas de Capllonch, músico muy conocido y querido por su familia, pues él mismo cuenta que su padre, el filólogo Francesc de Borja Moll, solía interpretar al piano algunas de sus piezas. Miquel Capllonch (1861-1935) no es un músico cualquiera, porque aunque nació en Pollença -entonces un pueblo más aislado que la Pollença actual- estudió en el Conservatorio de Madrid, y posteriormente se formó en el que fue uno de los núcleos de expansión del romanticismo alemán, Berlín.

Allí conoció y se relacionó personalmente con Clara Wieck, viuda de Robert Schumann, que le dio consejos sobre sus obras y recomendó la publicación de su Nocturno. Es conocida la íntima amistad de esta pianista y compositora extraordinariamente dotada con Johannes Brahms (1833-1897), a quien adoraba. Y en el programa de hoy se entrelazan algunas de estas relaciones artísticas que generan rastros musicales; vínculos que conectan el equilibrio del clasicismo y primer romanticismo con las manifestaciones profundamente expresivas de la música de finales del XIX y principios del XX. Esta expresividad contenida pero libre, de arquitectura sólida y a la vez deliciosamente volandera por su fluidez, es la que preside el Ave María op. 12 de Brahms; pero también la Rhapsodie op. 79 n. 2. Es en esta obra donde el piano logra el papel de narrador de un viaje emotivo que pisa fragmentos de pasión, cierto tormento sostenido y momentos de extraña fantasía.

Igual podemos imaginar a Clara Wieck escuchando esta Rhapsodie, obra de su gran amigo, pero también escuchando Nostalgia durante sus encuentros con Capllonch. Esta es una de esas piezas que ejemplifican la literatura pianística dirigida a los amantes del nuevo instrumento rey, y que necesitaba expandirse con composiciones de diferente nivel técnico para alimentar un repertorio que se convertiría en el preferido de la burguesía del XIX y principios del XX. En este sentido puede ser considerado también el Moment Musicaux op. 94 núm. 2 de Franz Schubert (1897/28). ¿Qué es un «momento musical»? Pues, tal vez, el momento de disfrutar de la belleza tímbrica del piano, que reúne fuerza y ​​capacidad poética. Esta poesía personal y única es una de las armas que Schubert despliega en su obra pianística.

Pero otra cosa es la Polonesa-Fantasía op. 61 de Frederic Chopin (1810-1849), vinculado también a Mallorca por su famosísima estancia en la isla en 1838. La Polonesa-Fantasía no es, en todo caso, una de las piezas gestadas en Mallorca, sino que pertenece a una época más tardía de su producción (1846), y recoge algunas de las estrategias compositivas ya más maduras de su carrera: la búsqueda continuada en la expansión del lenguaje propio y exclusivo del piano, que lo conducen por caminos armónicos y ampliaciones formales impensables en la generación anterior de compositores. Pese a no ser muy conocida por el gran público, sí lo es en el mundo de los entendidos, y se ha convertido en una de las piezas fundamentales en concursos internacionales dedicados a Chopin.

De corte más equilibrado y clásico es la música de Félix Mendelssohn (1809-1847). Los Drei Mottet op. 39 son diáfanos, claros, con la energía positiva característica del compositor alemán, un rasgo personal presente en muchas de sus composiciones pero que no esconde una forma de ser refinada y tierna. Este corte pulcro es también común en el Magnificat de Michael Haydn (1737-1806); aunque presenta el tono elegante y cortesano que se espera de una pieza religiosa interpretada en ocasiones solemnes, aquí la buena factura de la familia Haydn está presente, el mismo Franz Joseph Haydn reconocía la superioridad de su hermano Michael en las composiciones religiosas. Hector Berlioz (1803-1869), personalidad rara y única, despliega en el Tantum Ergo una concepción del corazón de carácter más romántico, aunque la sensación general es la de una composición más complaciente con el público y no tanto una pieza de carácter contemplativo. Pero hay nervio compositivo y un color personal único, la mano de un Berlioz difícil de clasificar.

Las obras de Josef Rheinberger (1839-1901) son objeto, hoy en día, de una merecida reivindicación. De aparente sencillez, no esconden una belleza cercana a la estética de los Drei Mottet de Mendelssohn, donde la claridad y la serenidad de expresión son elementos claves. Pero si se habla de belleza, Nigra sum de Pau Casals (1876-1973) es un pequeño tratado. Escrita para la Escolanía de Montserrat en 1943, el texto es del libro Cantar de los Cantares de la Biblia. «Soy morena pero hermosa», un canto de amor a la figura de la Virgen de Montserrat, la Moreneta, una obra que destapa las cualidades de Casals como compositor.

Los vínculos que unen las piezas del concierto de hoy no son sino una muestra de lazos invisibles que unen la vida espiritual y artística de Mallorca. La Escolanía de Lluc es el equivalente, en la isla, de esta Escolanía de Montserrat tan querida por Casals, y al mismo tiempo se entrelazan aquí los sinuosos y raros caminos que unen algunas de las personalidades mencionadas antes: Joan Moll y su padre, Francesc de Borja Moll, con Capllonch; la amistad de éste con Clara Wieck y la íntima relación de ella con Brahms; y la huella dejada por Chopin en la isla. El equilibrio, magnificencia y serenidad de las músicas de Mendelssohn, Schubert, Michael Haydn y Rheinberger acompañan también la inmensidad de las montañas que rodean el monasterio de Lluc, lugar de encuentro de los pueblos de Mallorca.

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